El Diálogo Interno En El Miedo Escénico (Parte 2)

La mayoría de los profesionales se quedan con el contenido del diálogo interno, es decir, la frase en sí, la parte verbal, pero están obviando la parte más importante de la comunicación, que es la no verbal.

Es decir, se fijan en lo que dice la voz, la frase o el contenido, pero no en el CÓMO lo dice.

Y esa es la clave.

Porque fíjate cómo aprendemos nuestro lenguaje.

Cuando nacemos y somos bebés, únicamente identificamos sonidos, y algunas de las cualidades del sonido, como el volumen o a qué distancia están quienes nos hablan.

El primer paso al aprender este lenguaje es recordar los sonidos que escuchamos, y detectar patrones de sonido, como, por ejemplo, los timbres asociados a cada voz, y así empezamos a distinguir a las personas que nos rodean.

Después de esto, aprendemos a producir sonidos, primero balbuceando, y luego perfeccionando este balbuceo, hasta que se empieza a parecer a los sonidos que escuchamos. Y si somos capaces de reproducir sonidos imitando a otros, significa que ya somos capaces de detectar cualidades del sonido. Aunque aún no sepamos lo que decimos.

Hasta esta fase, tanto los sonidos que oímos como los sonidos que estamos aprendiendo a producir, no tienen significado. Solo estamos aprendiendo a reconocer y a reproducir los sonidos de nuestra lengua.

Lo siguiente que aprendes es a distinguir las frases y la entonación, y luego asociar esta información con cosas repetitivas que pasan a su alrededor. Como, por ejemplo, que se te acerquen y nos digan hola con alegría.

Y solo mucho más tarde aprendemos a reconocer las palabras escritas, que luego aprendemos a reconocer en un papel y pasarlas a sonido mientras hablamos. Es decir, leer.

Para cuando aprendemos las palabras y la gramática de nuestro idioma, ya hemos aprendido a distinguir muchas cualidades del sonido: el volumen, tempo, ritmo, timbre, entonación, acentos, emociones, etc.

Es decir, lo primero que aprendemos es la parte NO verbal, es decir, el CÓMO lo decimos, el sonido, y lo último que aprendemos son las palabras, el QUÉ nos decimos, la parte verbal.

Por eso la parte no verbal es la más importante en la comunicación. Tanto, que, si no coinciden el mensaje verbal y no verbal, nuestra mente escoge la no verbal. Es decir, predomina el CÓMO lo decimos sobre el QUE decimos.

Haz la prueba, escucha en tu cabeza una voz de una persona que conozcas y que te diga “te quiero” pero con un tono agrio e irónico. Y luego escucha una voz que te diga “Idiota” o un insulto peor, pero en una tonalidad suave e incluso sexy.

¿Qué es lo que más te llega, las palabras o la tonalidad? ¿El qué se dice o el CÓMO se dice?

Y esta es la puñetera clave, porque cuando cambias la tonalidad de una voz, pierde todo su efecto negativo, aunque las palabras sean exactamente las mismas.

El diálogo interno negativo es bastante común en las personas que tienen bloqueos de cualquier tipo, pero en el en los profesionales, sobre todo cuando se exponen a un público, puede tener aún más impacto. La mayoría de los profesionales con los que he trabajado tienen este tipo de diálogo y les impacta mucho.

Y la verdad es que tiene sentido. Cuando tienes que exponerte, digamos en una presentación, tienes una capacidad auditiva muy alta, y como el diálogo interno es auditivo, te afecta especialmente.

Pero las buenas noticias es que como tienes una capacidad auditiva muy alta, puedes manejar las cualidades del sonido en tu voz con mucha facilidad.

Ahora te voy a explicar un ejercicio básico para que veas que trabajar el efecto del diálogo interno negativo, puede ser sencillo.

Sigue estos pasos:

1.— Escoge un momento en el que tienes nervios o miedo escénico.


2.— Revívelo en tu mente y date cuenta de qué te dices y sobre todo de CÓMO te lo dices. Si te lo dices a volumen alto o bajo, rápido o lento, o el tono.


3.— Cambia alguna cualidad de la voz. Es decir, sigue escuchando esas palabras, pero imagina que le bajas el volumen en tu mente, o lo subes, o te lo dices más lento o más rápido, o hazla más aguda o más grave, o imagina que el sonido se aleja. Cada persona tiene un parámetro más crítico que otro.

Haz la prueba y ve cambiando estos parámetros, y notando el cambio que hace en ti.

Curioso, pero es que así funciona la mente.

Trabajando y profundizando con cada profesional de esta manera, averiguando los parámetros críticos de cada persona, lo que se consigue es crear un nuevo camino neuronal disponible, rompiendo el anclaje de la sensación con la frase, de tal manera que no solo la sensación negativa desaparece, sino que incluso el diálogo interno puede desaparecer o incluso convertirse en un aliado en vez de un obstáculo.

Es decir, se consigue que simplemente no aparezca el diálogo negativo, o si lo hace no sea negativo, sino útil.

Y además se consigue en menos tiempo del que te imaginas, pero esto te lo cuento en otro artículo.

Nos vemos,

Fernando

De Prepararse Tanto...


¿Por qué Alguien Sigue Sin Tener La Seguridad Y Confianza En El Momento De La Verdad?


Es probable que asumieras como verdad, desde la escuela de negocios, que necesitabas practicar más para dar la interpretación que tú sabes que puedes dar, o que simplemente, con exponerte más veces, los nervios se irían yendo.


Pero la realidad es que cuantas más veces actúas con la mentalidad incorrecta, lo único que podrías estar perpetuando es tu habilidad de tener nervios y de sufrir en tus presentaciones, en el momento de la verdad, acumulando malas experiencias.


Los deportistas llevan tiempo entrenando su mentalidad para llegar al alto rendimiento. Si eres un profesional de empresa y lo que quieres es disfrutar de tu profesión, y sentir la seguridad que necesitas en el momento de la verdad, conectando con tu trabajo profesional y contigo, igual te interesa saber cómo están consiguiendo otros ejecutivos y directivos, eliminar esos nervios y el miedo escénico con una metodología específica.


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CÓMO ELIMINAR LOS NERVIOS Y EL MIEDO ESCÉNICO